El litoral es recortado y rocoso en su gran mayoría, lo que conforma una gran variedad de hábitats sometidos a diferentes condiciones oceanográficas. A lo largo de esta franja alternan las playas arenosas o de cantos, con rasas intermareales y zonas encharcadas. Los fondos rocosos descienden abruptamente formando acantilados, cornisas, túneles o arcos y cuevas submarinas hasta el lecho arenoso a 15-20 metros de profundidad.
Junto a la Bahía de Gando, es una de las áreas más productivas y rica en especies marinas de la isla y del Archipiélago, dado su buen estado de conservación y la diversidad de hábitats. Básicamente se trata de uno de los sebadales más importantes de la isla, por su estructura, por la biodiversidad que alberga, y por ser un área importante de reproducción, cría y alimentación de numerosas especies de peces e invertebrados bentónicos. Por otro lado, existen poblaciones de especies amenazadas en Canarias y de endemismos canarios que unido a lo anterior dan lugar a un espacio de gran importancia científica, pesquera y recreativa.
Otro aspecto de relevancia es su situación fisiogeográfica, formando una pequeña rada al abrigo de las corrientes marinas predominantes en el este de la isla, y su ubicación en otros 2 espacios marinos propuestos (ES7010048 y ES7010056) por la presencia de dicho hábitat de sebadales. En este sentido, cabe destacar el papel de puente o corredor ecológico que va a ejercer este lugar entre los otros dos mencionados. Con respecto a su situación de abrigo de las corrientes marinas, al sur de Punta de la Sal, el lugar mantiene una importante área de sebadales sobre los que sería conveniente llevar a cabo experiencias de restauración del hábitat.