Área que presenta un relieve altamente erosionado e incidido por numerosos barrancos que salvan en un corto recorrido más de 1.000 m de altura, naciendo y desembocando dentro de este espacio protegido. El perfil costero es generalmente acantilado y sólo en la desembocadura de algunos barrancos se acumulan cantos y arenas que forman pequeñas playas. Por todo el espacio hay cardonales dispersos y, en determinadas zonas, buenas poblaciones de la Palmera canaria (Phoenix canariensis), almácigos (Pistacia atlantica) y Tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera).
En las cotas más altas, sobre los 700 m, abundan las jaras y escobones, lo que evidencia que esta zona pertenece al área de distribución potencial del pinar. Abundan los endemismos, como el Taginaste azul de Gran Canaria (Echium callithyrsum) y el Cabezón de Güigüí (Cheirolophus falcisectus), este último exclusivo del área protegida.
Esta reserva alberga una interesante muestra de cardonal-tabaibal e importantes restos de bosques termófilos. La peculiar orografía de barrancos encajados y antiguos, constituyen una formación representativa de la geología insular que en Güigüí configura un paisaje de gran belleza.
En cuanto a la fauna, en los acantilados costeros nidifican varias especies amenazadas de aves. Desde el punto de vista cultural, es reseñable la existencia de yacimientos arqueológicos en las inmediaciones de la montaña de Hogarzales.